Sólo te ha quedado Amsterdam, Musafir.
Aún recuerdo cuando vi por primera vez aquel río, entre bosques de un verdor puramente mágico y aguas expresivamente salvajes. Que era un pequeño arroyo de las Montañas Rocosas, dijiste, casi inexplorado, y aun menos habitado... en ese, ya casi lejano, final de siglo XX.
No hizo falta que me dieras más pistas. Vi en tus ojos el reflejo de todo un continente; abierto a ser caminado; a ser respirado y vivido.
Me consolé en el recuerdo de árboles y agua de papel. Jamás respiré; y quién dijo, tampoco viví. A pesar de tu insistencia. De tus sombras azules...
Y se mojaron mis rodillas en otras aguas; recorrieron mis venas las corrientes de ríos septentrionales. No ya en América; sino en la vieja Europa. Y anduve más de una década descifrando, de nuevo, barcos fluviales de papel; acartonado ya por el tiempo.
Pero no me quedó ni la palabra escrita. Que la tinta ya no me emocionase, era lógico; pero, ¿adónde fue el alma de las palabras?
Se las tragó, ya sabes quién: El muro.
Y me enseñaste aquella foto del trozo de muro de Berlín, ¡vaya!, ¿otro muro, Musafir? . Sí, me dijiste que una vez dividió toda una ciudad, todo un país. Que murió gente por intentar atravesarlo.
Una vez unió, más que separó; el muro; no aquel de Berlín. El muro; el de casa. El que me tatuaste en la brisa rosada de mi frente.
Pero al final, el papel se rasgó. Con ese rasgar amarillo viejo que adquieren los papeles rancios. Esos que se ha merendado el sol en tardes de verano; en esas que un día me soñaste; en esas que un día me pensaste con tus dilemas violetas.
Probablemente no supe respirarte; como tampoco te viví por aquellos recovecos de los ríos vírgenes de las Rocosas; y mucho menos por los maltrados de esta nuestra Europa.
Porque, cuando me di realmente cuenta, tu paisaje de cumbres afiladas me había abandonado.
Cuando quise despertarme, sólo me habían quedado las llanadas, y las aguas remansandas.
Alguien se encargó de limar las montañas; o lamer. Sólo vi, así, con la mirada, la mar...
Ahora miro tu calor congelado, verde no ya de bosque, sino de veneno de enanos verdes; y repaso tus preguntas, apenas moradas, no ya de incógnita, sino de asfixia de capirote de nazareno...
Ya no veo sino canales y bicicletas al borde de un canal. A punto de caer.
Sólo veo Amsterdam.
Sólo me ha quedado devorarme los viejos canales marrones de un Amsterdam de papel manchado de café.
...
Y en esto, Musafir se acabó el café que estaba tomando, en silencio. Y al dejar la taza sobre la mesa, reparó en el dibujo de la servilleta: un mapa, precisamente de Amsterdam, del siglo XVIII, con la siguiente descripción en latín "Amstelodami Veteris et Novissimae Urbis Accuratissima Delineatio" .
A Musafir le pareció curiosa la coincidencia, y llamativo el soporte para un plano. Así que se llevó la original servilleta de recuerdo.
(Lo que no sabe Musafir, es que quizás encontrarse esa servilleta en su mesa no fue tan casual como él cree...)
7 comentarios:
El que està clar és que Musafir és "el" viatger per excel·lència. Hi ha algun racó de món que encara no conegui? :)
Musafir m'haurà d'explicar unes quantes coses d'Amsterdam, que continua a la meva llista de "pendents"...
El plano d'Amsterdam en un tovalló? Interessant.
Bueno, Ferran, no veges el que em queda de món per caminar encara, jeje. Amsterdam si la vaig visitar, (no virtualment, sino de facte). Pregunta, pregunta :-)
I bo, doncs sí Deric. A una tovallola de paper, d'un restaurant a Amsterdam, heus tu ací que hi havia un plànol de la ciutat. Encara el tinc, a casa meva.
Ye una suerte poder vesitar tantos puestos, o importán ye que te bague (y diners). Ya beigo que trigas bien os puestos an que bas. Prou interesán a descripzión que fas. Salut.
No pateixis, que quan pugui anar a Amsterdam passaré abans a visitar en Musafir, a veure què me n'explica! :)
Estic enamprada de les històries del Musafir, estic "penjada" d'aquesta manera d'escriure que teniu, en aquest màgic diàleg a dues veus i dues mans, jo no sé si et dediques a això per plaer, per necessitat, per goig, però crec que poques lectures m'han enganxat com aquesta, així que fes un pensament, no ho dic pas per repartir paraules boniques, si et tingués al davant, t'ho diria igualment! Petons emocinats amb la lectura d'avui més que mai!
Onset, sempre hem de conservar la inquietud per trobar llocs i gent nova. Això em mou de debò.
Ferran, ets sempre benvingut a casa meva, tot i que no ens coneixem en persona, eh :-)
Zel, si hi ha ningú que s'emocione amb les històries d'en Musafir, jo ja em done per satisfet. Les teues paraules son rebudes amb goig, i tingues ben segur que el Musafir i jo continuarem narrant aquest viatge comú que els dos tenim entre mans..
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