Musafir, el incombustible navegante sin rumbo, llegó hace unas semanas hasta la parte central de lo que hoy se llama Alemania.
Ríos que merecen llamarse así, recorren el país, y lamen las riberas congestionadas de estas tierras septentrionales de Europa. (Bueno, alguien diría más bien centrales.) Y es que hay reconocer que tras la caída del telón de acero, Alemania es más que nunca el corazón del viejo continente.
Hace dos mil años, arribaron hasta aquí las legiones romanas, y establecieron en esta su frontera norteña, acuartelamientos permanentes. Tal es el caso de la ciudad de Mainz. Ya nadie podría apreciar a simple vista que Mainz, es la "Moguntiacum" romana; o sea, nuestra Maguncia, ni en el nombre, que más bien parece teutón que latino, ni en el paisanaje, (que no tanto en el paisaje). Y eso, a pesar de que el río Rhin sigue marcando la frontera invisible del Imperio; ese limes germanicus que se impregnó durante siglos de las aguas turbias del Rhin, y que no dejó pasar más al norte a los romanos.
Según supo luego Musafir, resulta que la infranqueable barrera fluvial no lo fue tanto. Y es que hace escasos años se encontró hundido un pecio de la época imperial en el actual puerto fluvial de Mainz.
Asustado iba nuestro viajero marino en su precario barco, y estos romanos ya se atrevían a remontar la corriente de un río que tiene casi un kilómetro de anchura, (sic).
No sólo eso; rastreando entre la lingua germanorum, descubre Musafir un lugar casi mágico, impropio de una cultura calificada de "bárbara" por la civilización latina: en la orilla norte del Rhin, frente a Mainz, han querido las fuerzas telúricas que se perpeturara en el tiempo una brecha geológica. La tierra de los también conocidos como tedescos, late, está viva, en el sentido más real del término. Y Musafir no puede evitar acercarse a las fumarolas que emiten gases sulfurosos en medio de una preciosa plaza, en Wiesbaden.
¡Está ardiendo! Esa es la primera sorpresa. La segunda, es que aquí, también tuvieron termas los romanos!! No la llamaban igual, pero del agua caliente ya nos habla su nombre latino: Aquae Mattiacorum.
"Baden", en la lengua de los germanos, no es más que la evolución latina de nuestro familiar, y ahora muy de moda: "Balneario".
(Que no entiende Musafir por qué con esto de las modas de los baños termales, al clásico "balneario" latino, hemos preferido llamarle con un término que usan los descendientes de los Anglos, en su lengua británica, esto es: "Spa" )
Le soplo a Musafir, por lo bajo, que no tenga problema: que ni los anglos, ni los sajones, saben que su Spa ya era el "Salus per Aquam" (S.p.A). Una vez más, invención y puesto de moda ya por los romanos!!
Y como Musafir sólo concibe una manera de conocer el país, y esta es a bordo de su barco, le diremos para que no se vuelva a despistar, que se deje mecer corriente abajo, hacia el norte. Y cuando llegue a Koblenz, que le pregunte a un lugareño: Este le dirá en la lengua de Goethe que allí se unen el Rhin y la Mosela, en lo que todo el mundo conoce como la "Esquina Alemana, esto es: Deutsches Eck"
Y pensará Musafir, embriagado por los vinos que salen de estas riberas, que Koblenz debe ser muy "alemana". Y de nuevo le tendremos que decir que deje la botellita de vino dulzón y observe la confluencia de los dos ríos: Koblenz... "(ad) Confluentes". ¡Por Dios, otra vez, fundación romana!!
Y ya para acabar, seguiremos río abajo, hasta llegar a los pies de la impresionante catedral gótica de Köln. Aquí dejaremos a Musafir que descanse de tanto trasiego por el país. Sólo le diremos que se ponga sus mejores galas, que el templo parcialmente reconstruido de la ciudad merece una visita. Así es que: traje, corbata, y buena colonia encima. Que si los alemanes están orgullosos de la catedral, también en este caso, le debemos el nombre a la ciudad a los romanos: Colonia Agrippina. (Y a Napoleón que su nombre se extendiera por todo el mundo emanando los más exquisitos perfumes embotellados en "Agua de Colonia".
Aquí dejamos al pobre Musafir, visitando la catedral de Colonia, y yo me vuelvo para Maguncia primero, y después de varios días sin sol, otra vez al sur. Que ya entiendo esa afición por los teutones de ir a Mallorca a buscar rayos de sol, que en su tierra no se prodigan en absoluto.
4 comentarios:
com sempre un gust llegir les teues aventures, musafir! com que sé quan t'agrada viatjar t'imagine feliç, mirant-ho tot i aprenent molt. Aprofita, xiquet! i continua explicant-nos cosetes que ho fas molt bé ;)
b7s!
Moltes gràcies, nimue. Be, de fet no tinc gaire temps per escriure-hi; però promet no deixar-ho mai. Ja saps que una de les fades que em va animar prou, va ser la Qamar; jeje!! En eixos temps de l'altra banda de l'estret.
El musafir segueix viatjant,
Un bes!!
Sí, Nimue, però a veure si el convencem perquè escriga més sovint, que sembla que li tinga alèrgia al teclat!
Doncs, escolta, que quina sorpresa d'article etimològic, tu! Sempre he pensat que has equivocat vocació, que tu anaves per a filòlec (o filoloco, según otras etimologías...).
Per cert, t'he deixat una resposta a ma casa; amb la feinada que m'ha costat, espere que t'hi passes a fer-li una ullada!
Au, i a veure si escrius més sovint, que ja t'he posat en els feeds eixos per a control·lar-te.
Una abraçada!
Bo, Giorgio, el cas és que normalment no tinc temps per a escriure molt sovint, que vaig enfeinat sempre!!
De totes maneres, és veritat: escric més amb el llapis que amb el teclat.
I qui no és un poc filòleg, o filoloco, jeje. Tots tenim alguna amistat amb algú, un poquet "loco". Boig per les llèngües un poquet si que estic. Si no, que coig fa un madrileny escribint en català?
Publicar un comentario