25 de diciembre de 2009

Las ilusiones de Aswad

 

aswad

 

La anciana, conmovida, se dirige al pequeño Aswad:

-Niño, no te lleves las manos a los ojos, ¿qué razón hay para llorar ahora?

 

Aswad, es un chico menudo, de tez morena. Agazapado, hecho un ovillo, llora desconsoladamente.

-Serás muy feliz, ya lo verás. Tendrás una habitación más grande que tu propia casa; llena de juguetes…

-Debes estar contento criatura, no todo el mundo puede decir… no todos entienden…

Pero la anciana no puede acabar las frases; ella también empieza a sucumbir a la emoción, y alguna lágrima corre por sus mejillas. Una piel arrugada por casi un siglo de sol impregnado.

 

Calor pegajoso. La conferencia ya había acabado.

En la puerta del hotel, un taxi, de esos que parecen sacados de las películas de Hollywood de los años 50 espera a Musafir.

Revuelo; la gente de repente se excita y se arremolina en la avenida.

Apenas cerrar la puerta del coche, ni unos metros avanza.

 

Musafir observa impotente el espectáculo.

El taxi está metido en un atasco de órdago. Nadie avanza; la muchedumbre es tal, que cuesta creer que aquello sea el centro de una avenida llena de carriles para el tráfico.

Le pregunta al taxista, qué es todo ese jaleo.

El pobre hombre, que no habla el idioma de Musafir, tan sólo grita excitado un nombre: “¡¡Aswad, Aswad!!”

Y le enseña un periódico trajinado ya de tanto sobe donde se aprecia la foto de un chiquillo, acompañada de unos titulares enormes, pero incomprensibles para Musafir.

-¡Maldito país!, –se le escapa a Musafir, en un arrebato de impotencia lingüística; –Si por lo menos usaran el alfabeto latino, ¡¡algo se entendería…!!

 

Habrá que perdonar al pobre viajero, en esta ocasión por su imprudencia.

Su avión no espera a que celebridades locales, reciban su baño de multitudes. Ya llega con el tiempo justo al aeropuerto.

 

Después de otros quince minutos, clavados en el mismo lugar, por fin, el tráfico se reanuda. Una brigada de policías, o militares, (Musafir no distingue mucho ese uniforme color caqui de uno u otro cuerpo de seguridad), han empezado a dar porrazos a los motoristas, ciclistas, porteadores, y demás componentes del enjambre humano, para descongestionar la circulación.

 

Llegado ya con el tiempo consumido, con la lengua fuera, y los nervios a flor de piel, en el aeropuerto.

 

Una enorme pantalla de plasma, junto a la zona de facturación, no para de vomitar noticias de aquel país construido de galimatías.

Por fin, algo en inglés, musita Musafir, que presta por un momento más atención a la televisión.

Allí, un rostro conocido: el niño que salía en el periódico manoseado que se dejó Musafir en el asiento de atrás del taxi.

 

“Aswad, el niño, héroe nacional”.

 

Una viejita, tapada de arriba abajo con una especie de túnica azul, mira desconsolada la pantalla enorme. Se lleva las manos al rostro, intentando limpiarse las lágrimas.

 

Musafir no sabe en esta ocasión, que es la abuela del niño. Nadie con ella. Sola en aquella sala del aeropuerto.

Las imágenes muestran al niño subiendo a un avión. Se va.

 

Injusto este mundo; la fama, arranca a un pequeño de su hogar.

Economía de mercado, incluso en este paraíso.

 

Musafir vuela de retorno a su casa; pensativo.

4 comentarios:

Ferran Porta dijo...

Està basat en una història real? Dedueixo que has estat a Egipte últimament, però potser és una deducció errònia... :-)

Celebro llegir-te un altre cop.
Bones Festes, una abraçada,

Musafir dijo...

Bones Festes, Ferran!

La meua relació amor-odi amb això d'internet i el fet d'escriure sense gairebé temps per fer-ho ben be...

Tens raó: un fet real si que n'hi ha al darrere; no a l'Egipte, però :)
Encara que apuntes bé, jeje.

Ferran Porta dijo...

No m'atreveixo a dir un altre país; podria semblar que disparo a tort i a dret, però ha de ser pel nord d'Àfrica :-)

En qualsevol cas, m'ha agradat com has explicat la història.

PS: entenc perfectament això de la relació amor-odi amb internet!

Salut, Musafir :)

zel dijo...

Jo em quedo amb el que podria ser i no és...i com sempre, arribo tard, i com sempre, contenta de retrobar Musafir, tot i que aquest camí em desconcerta.
Una gran abraçada i molts petons, estimat!